Se ha comprobado que el pensamiento positivo ayuda a resolver problemas.

La investigación realizada por Barbara Fredrickson, profesora de psicología en la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill que ha escrito extensamente sobre la positividad, encontró que aquellos que piensan que los pensamientos positivos tienen una mayor capacidad para incorporar información nueva les mejora la perspectiva y la capacidad para “conectar los puntos”, lo cual les permite abordar cualquier problema y obstáculo que pueda surgir.

Sin embargo hay dos tipos de pensamiento positivo: Puede ser optimista sobre lo que piensa, o puede ser positivo en su forma de pensar. Uno es útil y el otro es peligroso. Desafortunadamente, la diferencia entre los dos es a menudo sutil, y rara vez veo a alguien que aborde este enfoque de una forma clara y directa.

Optimismo – Pensamiento Positivo Peligroso

El optimismo es creer que las cosas saldrán bien, incluso cuando la evidencia argumenta lo contrario. El problema con este tipo de pensamiento es que te aleja de la verdad. Cada vez que te alejas de la verdad de tu situación, tomarás malas decisiones y obtendrás malos resultados.

Ejemplos de optimismo peligroso pueden ser:

  • Continuar fumando, porque no crees que tendrás cáncer de pulmón.
  • Mantenerse en una relación rota porque crees que mejorará mágicamente.
  • Seguir en un trabajo sin futuro porque estás apostando a una promoción poco probable.
  • No ahorrar para su jubilación porque crees que te tocará la lotería.

Es obvio que, en estos casos, creer que sucederán cosas buenas evitará que realices mejoras en tu vida. El optimismo infundado es peligroso y bordea la patología denominada “Disonancia Cognitiva”.

A pesar de estos ejemplos, muchas personas (y muchos autores) han argumentado que hay beneficios en engañarse a pesar de que es poco probable que sucedan cosas buenas. Esto ha creado gran parte de la confusión hacia el pensamiento positivo y, en mi opinión, gran parte del cinismo hacia el movimiento de autoayuda.

Los ejemplos más frecuentes son:

  • Creer en ti mismo cuando nadie más lo hace, puede empujarte a lograr grandes cosas.
  • El optimismo puede ayudarte a mantenerte comprometido con un objetivo cuando no hay refuerzo externo.
  • La fe en tus acciones puede ayudarte a recuperarte de fracasos desalentadores.

En estos casos, estoy de acuerdo, el optimismo puede ser útil. El problema es que es imposible separar cuidadosamente los casos de optimismo genuinamente útil de optimismo peligroso. Una mentira es una mentira, no importa cómo la hagas girar.

Una perspectiva adecuada es aquella que te mantiene fiel a tu situación, pero también te da la motivación que necesita para trabajar duro. Algunos ejemplos de situaciones sobre las cuales vale la pena seguir apostando:

  • Es mejor intentar y fallar, luego no intentar . Helen Keller tiene una excelente cita que enmarca la decisión a la que todos nos enfrentamos cuando intentamos ser perfectos: “La vida es una aventura audaz o nada”, “Mantener nuestra disposición ante el cambio y comportarnos como espíritus libres en presencia del destino, es una fuerza invencible”.
  • Aprendemos de los fracasos, no del éxito . Continuar después de un fracaso no requiere optimismo, porque de cada error se puede aprender, y por tanto te puede acerca al éxito.
  • El propósito de ponerse metas es motivarse para la acción. Al establecer metas, se pretende de que te sientas inspirado y tomes medidas. Incluso si el éxito no llega, puedes seguir trabajando, sabiendo que tu objetivo ha cumplido su propósito.

Estas son solo algunos enfoques, pero hay muchas otros. La cuestión es que no necesitas mentirte para mantenerte motivado. Ver la situación de manera realista debería empujarte a tomar las mejores decisiones, la razón por la que esto sucede es cuando siembras de forma genuinamente buena el pensamiento positivo.

Actitud positiva – El pensamiento positivo útil

El optimismo es pensar positivamente sobre las cosas que te sucederán. Una actitud positiva, por otro lado, se trata de ser positivo en la forma sobre lo que piensas de las cosas. A diferencia del optimismo, una actitud positiva no invita a falsedades. No te pide que renuncies a tus posibilidades de razonamiento para tomar decisiones. Debido a que una actitud positiva se alinea con la verdad de la realidad, puede ser tan positivo como quiera sin los peligros por el exceso de confianza o por la arrogancia.

Para explicar la diferencia entre actitud y optimismo, usaré un ejemplo: Imaginemos que no tienes una vida saludable. Si bien esto puede parecer un hecho frío, hay muchas maneras en que puedes representarlo internamente:

  1. Voy a morir.
  2. Soy una persona insalubre.
  3. Tengo un problema con la dieta y el ejercicio.
  4. Tengo algunos hábitos que necesitan cambiar.
  5. Tengo un reto y una oportunidad para aumentar la calidad de mi vida.

Todo esto es verdad. No puedes mirar ninguna de esas afirmaciones y no estar de acuerdo con ella si realmente estás fuera de forma. Sin embargo, tu cerebro no puede pensar con todos esos patrones simultáneamente. Solo puedes tener una perspectiva a la vez. Una actitud positiva te encaminará a cultivar las perspectivas que son más útiles para generar cambios.

El optimismo implicaría engañarte a ti mismo acerca de los resultados. Usted podría decir que no va a sufrir debido a su mala salud o que realmente no tiene una vida poco saludable. También podrías creer que cambiar tu salud va a ser fácil (y rendirte rápidamente cuando sea demasiado difícil). Una actitud positiva no comete ese error.

Cómo cultivar una actitud positiva sin mentirte a ti mismo

Obtener una actitud positiva tiene que ver con ofrecerte nuevas perspectivas. Cuantas más perspectivas tenga a tu disposición, más opciones tendrás para encarar una situación. Una de las razones por las que leí tantos libros es para cultivar perspectivas adicionales. A veces la perspectiva no es útil, en cuyo caso la dejaré. Otras veces, la perspectiva me ayuda a ver a través de uno de mis propios patrones de pensamiento negativo.

Una actitud positiva es como tener muchas herramientas en su garaje. Cuando se rompe una tubería o se suelta un tornillo, tienes muchas herramientas diferentes para poder arreglarlo. No se trata de mentirte a ti mismo diciéndote que la tubería no tiene fugas, se trata de tener algo más que un simple martillo y un alambre para arreglar todo.

Encuentra patrones útiles

Si no tienes una actitud positiva, hay dos posibles causas:

  1.     No tienes suficientes “herramientas”.
  2.     Esas demasiado familiarizado con un conjunto “ineficaz de herramientas” (siempre tienes el mismo enfoque).

En el primer caso, necesitas salir y encontrar herramientas adicionales. Si todo lo que tiene es un martillo, mira a su alrededor y busca destornilladores, tenazas y llaves. Puedes hacerlo leyendo una gran variedad de libros de diferentes autores o conocer nuevas personas y culturas.

Si el segundo caso es tu problema, debes obligarte a pensar desde un conjunto de “herramientas diferentes”. Podrías ver todos los problemas como que no se pueden resolver, excepto por la intervención directa de la suerte o un poder superior. Esto puede ser útil en algunos casos, pero a menos que te entrenes para pensar con otro conjunto de pensamientos y/o paradigmas estarás atrapado en la mayor parte de las ocasiones.

El valor de un conjunto de herramientas se define por su utilidad. Tu actitud siempre se debe de adaptar a la evidencia existente. Cualquier herramienta, incluso si es útil temporalmente, que haga que te mientas a ti mismo es, en última instancia, peligrosa. Sin embargo, incluso para las herramientas precisas, todavía hay una gran variedad en el nivel de la utilidad para cada uno.

Una perspectiva diferente es útil si:

  1.     Te da más poder
  2.     Te enfoca en la parte accionable del problema.
  3.     Te hace más entusiasta

La cita de Helen Keller que usé anteriormente en el artículo es un gran ejemplo. Al decir que “la vida es una aventura audaz o nada”, ella contrasta una actitud útil con la perspectiva más común y derrotista de la vida.

El pensamiento positivo no tiene que ver con lo que piensas, sino en cómo lo piensas. Si eres optimista con tus resultados, al final te alejarás de la realidad y te dirigirás al autoengaño. Si eres positivo con tu actitud, tomas decisiones realistas que te inspirarán a seguir adelante.

Fuente: Sonríe o muere Barbara Ehrenheich. La trampa del pensamiento positivo (Turner, 2012)